"(...) y el llegar este momento, en que el deporte femenino es un referente, la verdad es que me llena de orgullo"
SARA MÉNDEZ SEIJO
A menudo nuestros ideales, los referentes que tenemos en mente, se encuentran lejos: estrellas de Hollywood, deportistas extranjeros, escritores de otros lugares. Muchas veces no es porque carezcamos de personas talentosas a nuestro alrededor, sino porque a estas no sabemos verlas.
Y así surgió mi idea de entrevistar a Bibí Bouza Betríu, presidenta del club de voleibol Emevé y profesora de inglés en el IES Ánxel Fole recientemente galardonada con el premio "Entre Mulleres". En un inicio me lo planteé como una mera posibilidad, que fue cobrando más y más fuerza. A medida que me informaba, ahondaba en su trayectoria, descubría aspectos que me eran totalmente desconocidos y se acrecentaba mi admiración por ella. Ha sabido conducir a un club hasta llevarlo al gran momento actual, pero no debemos olvidarnos de que, para ello, también ha tenido que guiarlo durante el transcurso de etapas más difíciles; atravesar episodios que, sin duda, siempre ha sabido sobrellevar, aun bajo circunstancias adversas. Resulta infrecuente abordar estos episodios frente a otros momentos de mayor esplendor, pero su gran fortaleza, mientras ocurrían, ha sido lo que la ha llevado hasta aquí, tanto su carácter como su presencia, el saber continuar hacia delante.
El brillo de sus ojos nos habla de eso: capacidad de resistencia, pasión incondicional, entereza. Es esa mirada y la tranquilidad que me transmite la que, pese a mis nervios, me impulsa a continuar y hace que se desvanezcan las dudas.
Porque quién mejor que ella para resaltar el esfuerzo que supone otorgar renombre a un deporte que, de primeras, podría verse como una disciplina de menor popularidad, especialmente en la categoría femenina, y darle el valor que se merece.
Quién mejor que Bibí para recordarnos la importancia de apreciar, además, lo cercano; y transmitir un mensaje: no se trata de mirar, sino de ver. Porque podemos pasar mucho tiempo fijando la vista en algo y, mientras que sea de forma superficial, no reparar en ello. O, al menos, no lograr divisarlo de verdad. No realmente.
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